Me dedico a la tecnología desde hace más de 15 años. La mayor parte del tiempo he emprendido y trabajado en proyectos de infraestructura, telecomunicaciones y, sobre todo, en software. Siempre he estado aprendiendo; incluso he invertido semanas completas en mantenerme al día.
Aunque mi rol actual es negociar y gestionar proyectos, hoy en día no basta con eso: tienes que aprender nuevas técnicas, sobre todo de aprendizaje y productividad, para optimizar tu tiempo en la industria y en tu vida personal. De lo contrario, este monstruo llamado “tecnología” te come. Y con la llegada de la inteligencia artificial, el reto es aún mayor: ahora el crecimiento es exponencial.
Las preguntas de siempre
Por dedicarme a esto, es casi obligatorio que me pregunten clientes, amigos, colegas y hasta familia:
- ¿Crees que la IA nos va a reemplazar?
- ¿Ya la implementas en tus sistemas?
- ¿Skynet será real mañana?
- ¿No te da miedo?
Lo respondo siempre con gusto, aunque a veces ya parezca repetitivo: para mí, la IA es como una calculadora científica… por el momento.
¿Por qué una calculadora científica?
Si sabes usar una calculadora científica, tienes poder en tus manos: puedes hacer cálculos complejos, trabajar con funciones, graficar y ahorrar muchísimo tiempo. El cielo es el límite.
Pero si no sabes usarla, te limitas a lo básico: sumar, restar, multiplicar y dividir. No está mal, pero desaprovechas todo lo que ofrece.
Con la IA pasa lo mismo: necesitas aprender a usarla. Como mínimo, debes saber armar un buen prompt. Al igual que con la calculadora, lo que ingreses como parámetros y operadores determinará tu resultado. A mí, por ejemplo, más de una vez mi calculadora básica me devolvía “Error” cuando me equivocaba.
La IA funciona igual: si le das malas instrucciones, los resultados serán pobres. Si aprendes a guiarla, el potencial es enorme.

¿Nos quitará el trabajo?
La respuesta corta: no… por el momento.
Las IAs a las que tenemos acceso hoy son cajas controladas: herramientas que generan resultados dentro de límites predefinidos. Incluso, muchas veces dependes de la versión que pagues para acceder a más funciones. Y los precios, siendo sinceros, siguen siendo altos, sobre todo en países como México, donde queremos todo gratis.
Sí, existen versiones gratuitas, pero para que funcionen realmente bien en tu computadora necesitas un equipo muy potente. O bien, puedes usar las opciones en la nube, como Gemini o Apple Intelligence, que son “gratis” a cambio de tus datos personales… pero con trabajos logran quitar a tu ex de una foto.
Automatización: la otra cara de la moneda
Aquí quiero hacer una aclaración: no todo es IA. Existe otro concepto paralelo que suele confundirse, y es la automatización.
Aquí sí hay que preocuparse, sobre todo si tu trabajo es repetitivo. La automatización es mucho más barata de implementar y, si además se combina con IA, entonces sí: el cielo es el límite. Nosotros hemos creado casos de éxito en negocios y startups aplicando esta mezcla.
Incluso puedes contestar nuestro formulario para ayudarte a descubrir la solución que tu negocio necesita, nuestro asistente virtual MyrIAm puede darte un diagnostico rápido y con una propuesta de solución personalizada:
Automatización: la otra cara de la moneda
Más allá de los miedos y las modas, mi consejo es simple: no te conformes y no te confíes.
Si quieres sobresalir como persona, profesional o empresa, necesitas vivir en un estado constante de innovación y aprendizaje.
Porque, aunque no lo veas, estamos en una especie de guerra silenciosa. Las grandes empresas y los gobiernos —incluida la 4T— buscan oprimirnos: en impuestos, en educación, en salud. Y mientras tanto, se disputan nuestra atención y recopilan sin descanso nuestra información personal. Ellos quieren poder y dinero.
¿Y tú qué quieres?
Para cerrar
La IA no es magia ni un enemigo inmediato. Es una calculadora científica: poderosa, pero solo si sabes usarla. El reto no es la tecnología en sí, sino qué tan preparados estamos para aprovecharla.
Gracias por leer mi humilde opinión.